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La depresión y la ansiedad forman el grupo más numeroso de desórdenes mentales en las sociedad occidentales como Europa y EEUU.

La ansiedad está definida según el DSM-5 como alteraciones conductuales asociadas al miedo, temor e inquietud.

El miedo es una respuesta emocional a una amenaza inminente ya sea real o imaginaria, mientras que la ansiedad es una respuesta anticipatoria a una respuesta futura. Las dos respuestas se pueden dar al mismo tiempo. Se diferencian entre sí porque el miedo está asociado a conductas de huida, fuga o pensamiento de peligro inminente, en cambio la ansiedad está más asociada a la tensión muscular, vigilancia, comportamientos cautelosos o de evitación.

Sentir ansiedad de forma ocasional no es algo que en un principio nos tenga que preocupar, de hecho, sentirla es algo que forma parte de nuestras vidas. Sentirse ansioso porque tengo que tomar una decisión difícil o antes de un examen es algo normal, de hecho, puede incluso ser positivo dándote más energía o a ayudar a concentrarte.

La situación cambia si estos sentimientos de miedo o preocupación son excesivos y las padeces todos los días durante un tiempo prolongado.

Los síntomas asociados a la ansiedad son el miedo excesivo y persistente (es la característica más definitoria), la evitación de las “amenazas” percibidas, insomnio constante, disnea, náuseas, fatiga, cambios de apetito…

El estilo de vida es un factor condicionante del estado de salud de la población. El sedentarismo, la alimentación poco saludable basada en alimentos ultraprocesados, la falta de tiempo y el estrés están relacionados con la alta prevalencia de ansiedad.

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Seguir un patrón dietético alto en comida ultraprocesada, bajo en fibra, rica en azúcares simples provoca una modificación de la microbiota intestinal, ello hace que se modifique el ecosistema prevaleciendo algunas bacterias patógenas o el crecimiento de hongos o levaduras.

La microbiota intestinal es un ecosistema que está formado por billones de bacterias, virus, arqueas y hongos que se comunica bidireccionalmente con el cerebro, es por eso, que influyen en el funcionamiento cognitivo y en el estado de ánimo mediante mecanismos neuronales, metabólicos, hormonales e inmunomoduladores.

Las especies bacterianas regulan la producción de neurotransmisores y sus precursores como, por ejemplo:

  • GABA: Lactobacillus, Lactococcus y Streptococcus 
  • Serotonina hecho de que el 95% de toda la serotonina del organismo sea sintetizada en el intestino, en las células enterocromafines del epitelio intestinal y las neuronas serotoninérgicas del intestino, desde donde alcanza la circulación sanguínea y las plaquetas. Además, recientemente se han identificado cepas de Lactococcus, Lactobacillus, Streptococcus, Escherichia, Morganella, Klebsiella y Hafnia, capaces de producir o liberar serotonina, mientras que otros tipos bacterianos, como Clostridium perfringens, son capaces de modular la síntesis de serotonina en las células intestinales.
  • Triptófano: Las bacterias como la Escherichia coli (un habitante amigable de nuestro intestino) necesitan aminoácidos para sobrevivir, ya que, como nosotros, necesita construir proteínas. Uno de los aminoácidos que necesita es el triptófano. Si el triptófano está disponible en el ambiente, E. coli lo toma y lo utiliza para construir proteínas. Sin embargo, E. coli puede hacer también su propio triptófano mediante enzimas que están codificadas en cinco genes. Estos cinco genes se encuentran cerca unos de otros en lo que se llama el operón trp.

Se ha comprobado que el crecimiento de Cándida es triptófano dependiente, eso significa que necesita el triptófano para sobrevivir, por lo tanto, el huésped (persona) tiene insuficiencia en ese aminoácido esencial.

Ese dato es muy importante ya que el triptófano es precursor de la melatonina y la serotonina (5-HT) que es un neurotransmisor estrechamente relacionado con la ansiedad, si no tenemos niveles óptimos de este aminoácido se puede ver alterado el ciclo sueño vigilia, el estado de ánimo, el apetito…

Eso no es todo, se ha demostrado que la ansiedad está regulada por mecanismos fisiológicos como el eje hipotalámico-pituitario-adrenal que es el que regula la respuesta adaptativa al estrés. La microbiota también regula los niveles de cortisol y la inflamación, si existen niveles elevados cronificados en el tiempo pueden contribuir al aumento de la permeabilidad intestinal, patología existente en pacientes con trastornos psiquiátricos.

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Eje hipotálamico – pituitario – adrenal intestino

¿Cuál es la mejor dieta para mantener una microbiota saludable?

El patrón dietético más aconsejado es aquel que tenga gran contenido en fibra de frutas, verduras, granos integrales y tubérculos, ya que será un gran prebiótico (alimento) para nuestras bacterias, consumir la suficiente proteína y grasas saludables, ya que los omegas tienen un gran potencial tanto para reducir la inflamación (omega 3) como para conservar la salud de nuestras mucosas (omega 7)

No nos podemos olvidar el ejercicio, en cualquier patrón dietético o estilo de vida saludable es un factor que no se puede obviar.

Existen numerosos estudios que afirman que realizar ejercicio a una intensidad moderada como caminar unos 10 minutos ya puede ser suficiente para observar un cambio beneficioso en el estado de ánimo.

También se ha visto otros estudios posteriores donde se ha comprobado que el estado emocional de las personas activas a las personas sedentarias era mucho mayor, además, la frecuencia cardíaca de las últimas era mayor a la de las personas activas.

A nivel fisiológico esos beneficios en el estado anímico se producen a la liberación de una serie de hormonas y neurotransmisores después de realizar algún ejercicio físico.

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La dopamina es el neurotransmisor encargado de generar placer después de realizar una actividad física y a nivel hormonal las endorfinas son aquellas que junto a la dopamina nos dan esa sensación de felicidad además de tener otras funciones como ser un analgésico natural o reducir la ansiedad y el estrés.

Por lo tanto, realizar ejercicio físico de forma regular te ayudará a mejorar el rendimiento físico y mental durante el día, a mejorar el sistema cardiovascular y te va a ayudar en la prevención de enfermedades como la obesidad y la diabetes.

Más factores tener en cuenta que repercuten a nuestra microbiota son la higiene de sueño, la exposición a la luz solar, relaciones sociales…

La suplementación con probióticos también se ha mostrado prometedora, con una reducción de la ansiedad y la depresión informada en muchos estudios en humanos y animales. Los probióticos también parecen proteger contra el desarrollo de ansiedad debido a una infección intestinal y la inmunodeficiencia.

Aunque existe evidencia convincente de que la microbiota puede estar relacionada con comportamientos emocionales, no comprendemos completamente los mecanismos ni la relevancia clínica. Los estudios en humanos aún son pocos y, a menudo, no se traducen de estudios en animales, posiblemente porque a menudo usan personas sanas sin síntomas depresivos.

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